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Me llegué a la profetisa, y ella concibió y dio a luz un hijo. Y el SEÑOR me dijo: “Ponle por nombre Maher-salal-jas-bazb, porque antes que el niño sepa decir ‘mi papá’ y ‘mi mamá’, la riqueza de Damasco y el botín de Samaria serán llevados ante el rey de Asiria”.

Otra vez el SEÑOR volvió a hablarme diciendo:

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